Os propongo esta reflexión para todo el verano:
Aunque la vida cotidiana sea anodina nunca debemos abandonar el pálpito de los sueños en el curso de nuestra existencia.
Debemos esforzarnos en imprimir a nuestro día a día la voluntad de orden y reflexión e introducir el intelecto en el fluir desordenado de los días y los actos que realizamos a veces inconscientemente.
Con mis mejores deseos esperando volver a veros el próximo curso.
